jueves, 20 de marzo de 2008

la quinta hoja del trébol.













Que tal, López?

Un señor encuentra a un amigo y lo saluda, dándole la mano e inclinando un poco la cabeza.

Así es como cree que lo saluda, pero el saludo ya está inventado y este buen señor no hace más que calzar en el saludo.

Llueve. Un señor se refugia bajo una arcada. Casi nunca estos señores saben que acaban de resbalar por un tobogán prefabricado desde la primera lluvia y la primera arcada. Un húmedo tobogán de hojas marchitas.

Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galería de figuras de humo.

Consuélese tu vanidad: la mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera sido encontrado desde la eternidad.

Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.

Lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla. Estas dos sensaciones igualmente cerca del estómago acompañan siempre la presencia de Prometeo; el resto es la comodidad, lo que siempre sale más o menos bien; los verbos activos contienen el repertorio completo.

Hamlet no duda: busca la solución auténtica y no las puertas de la casa o los caminos ya hechos -por más atajos y encrucijadas que propongan.

Quiere la tangente que triza el misterio, la quinta hoja del trébol.

Entre sí y no, qué infinita rosa de los vientos. Los príncipes de Dinamarca, esos halcones que eligen morirse de hambre antes de comer carne muerta.

Cuando los zapatos aprietan, buena señal. Algo cambia ahí, algo que nos muestra, que sordamente nos pone, nos plantea.

Por eso los monstruos son tan populares y los diarios se extasían con los terneros bicéfalos. ¡Qué oportunidades, qué esbozo de un gran salto hacia lo otro!

Ahí viene López.

-¿Qué tal, López?

-¿Qué tal, che?

Y así es como creen que se saludan.

Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas

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A Ti, Tere:

Alguien que estaba aburrido
Abrió entonces un baúl
Y encontro a Tere, Pepita
Don Tomás, Clara y Raúl

Revolvió un poquito mas
Sacudió estrellas y polvo
Vio a “La Lucy”, Tom, Ramiro
Y al petisito, Rodolfo

Ellos tienen cuerpos leves
Cabeza de calabaza
Pies y piernas solo cuelgan
Brazos que a veces abrazan

Por ahí miradas chuecas
Movimiento y voz prestadas
A veces, todas van huecas
sus reacciones ya planeadas

Los pobres a veces creen
Que de ellos son sus dueños
(pero alguien los decide
y conoce hasta sus sueños)

con sus manos te modela
te pone carácter, rol
y hasta se ríe en historias
que inventa, sin solución

-¿quién es el titiritero
quien escribe este guión?
¡¡Los títeres nos cansamos
De ser solo telgopor!!!-

-si yo quiero ir para alla
o bajar de este escenario
¿porque ya sola no puedo?
corro atrás de los horarios...

y si se unen, se calman
(de a ratos) en esta obra
y se creen con un alma
aunque madera hay de sobra

asi es como en intervalos
de este oficio de hiel
despiertan a sus sentidos
pueden ser un rato miel

(hasta yo se lo confieso
que cuando se acerca aquel
que mi acrílico se enciende
que se me estrella la piel....)

un favor titiritero
(vamos, no sea tan cruel...)
en la escena del baúl
déjeme.. cerca de él.

(Tere...)

(Gracias Anita, por traermela....)

"Lo verdaderamente nuevo, da miedo o maravilla"

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"Pocas veces son tus palabras...."

"Es mas difícil desintegrar un prejuicio, que un átomo" A.Einstein

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García Márquez ya lo respondió

vos?

¿Qué harías si dejaras de ser una marioneta de trapo?

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